jueves, 22 de abril de 2010

Giga Pudding



Ernesto caminaba por la calle Neuquén. Sí, si, la calle con nombre capicúa; se encontró con una casa en la que vendían viejos libros usados y encontró un ejemplar azul que el buscaba desde hacía tiempo. "Fábulas del noroeste de Suecia", de Jack Northon. Ernesto era fanático de Jack Northon. El escritor era deslumbrante, aún estaba vivo con 86 años de edad, y se mantenía lúcido. Su obra mayormente reconocida, de hecho, había sido escrita hacía poco. Físicamente, de todas maneras, la verdad era que Jack estaba bastante deteriorado y pasaba sus días postrado en una vieja cama, viendo televisión. Solía ver, por las noches, un programa en la señal 27 del cable, era un programa cómico conducido por un dramaturgo estadounidense llamado Oliver Johnson, en el cual él básicamente hablaba tomándose a la ligera la política nacional e internacional. Desde muy joven, Oliver siempre se había destacado en la televisión estadounidense, desde que un hombre jamaiquino, Rupert Atkinson, de mucho dinero, lo vio hacer un pequeño monólogo en un bar por los suburbios de Nueva Jersey. Rupert Atkinson se encargaba de descubrir futuras estrellas y una de las mayores expectativas que tuvo en su carrera fue una mujer chilena, Elena Goldberg; era una chica que parecía muy talentosa y con una gran habilidad para expresarse, hasta que sufrió el fallecimiento de sus dos padres, lo que la arruinó psicológicamente y la predestino a un futuro de negación social y soledad. Elena frecuentaba pocas visitas en su casa, y unos días antes de morir, cuando ya se encontraba muy enferma, el cura Francisco fue a darle la amnistía. Era la primera vez que el cura francisco daba la amnistía, un cura joven que tuve la oportunidad de conocer hace unos quince años, cuando compartimos la misma facultad. La facultad de Ciencias filosóficas y Políticas. Esta facultad fue y sigue siendo una de las más viejas en vigencia. Fue fundada en el año 1831 por Alejandro Sutre, un gran prócer que ha sido muy recordado en los últimos años ya que la famosa actriz Mariana Sutre reconoció ser descendiente de él. Mariana Sutre es una actriz de gran reputación, que suele pasar sus tiempos de ocio en su mansión costera de la ciudad de Blooming. Hace muchos años, Mariana decidió regalarle un libro de un tal Jack Northon a su mejor y más fiel amigo, que en ese momento atravesaba su juventud y que gracias a ese libro inició su pasión por Jack Northon: Ernesto.

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